LA CLASE POLÍTICA:
El
dilema sobre la clase política es uno de los grandes temas de conversación a
día de hoy. Ciudadanos de todas las clases, lugares y condición se encuentran
constantemente en conversaciones que versan sobre los aspectos d la política de
hoy en día, llgando al final a un callejón sin salida porque nadie sabe qué
ocurre realmente, aunque creen saberlo todo. La política es, sin duda, la reina
de las ambigüedades a día de hoy, de los misterios. Es una nube que pesa sobre
nosotros, cuestión de vida o muerte, de crisis o gloria, pero de la que ninguno
conocemos nada más que aquello que nos cuentan, y lo poco que podemos sacar en
claro de todo ese “collage” de
información.
Mis
opiniones por tanto sobre la política de hoy en día son tan cambiantes y mutan
tanto como una goma de mascar en la boca de un niño porque no es un tema en el
que tenga la información de lo que realmente está sucediendo. Y creo que nadie
la tiene.
A
FAVOR, diría que se trata de una política (aparentemente) democrática donde
todos nosotros bajo referéndum elegimos a quien nos gobierna. Hoy en día
tenemos el sistema partidista que hemos elegido tras centenares de años de
otras formas de gobierno muy distintas y el hecho de que al fin podamos elegir
quién nos va a gobernar resulta ser todo un alivio. Por supuesto siempre habrá
críticas, gobiernos mejores y peores, gobiernos que busquen paz y después
gloria para el ciudadano o para sí mismos, políticas más y menos capitalistas,
pero al final, debemos tener en cuenta que al núcleo de esta entidad –los
políticos- lo hemos elegido nosotros gracias a esa libertad de la que en esta
nueva era gozamos.
Hay
personas que la critican por la situación que se está creando a raíz de esta
crisis, preguntándose si son los verdugos o simplemente unas víctimas al igual
que nosotros. Víctimas porque esta situación económica sólo puede ser bien
llevada si esta realidad se tratare de una leyenda. Víctimas por la extrema
dificultad de gobernar un país cuyo déficit público a cierre de 2012 ha sido
del 10%.
EN
CONTRA y por otro lado tengo que añadir que no hay que ignorar los constantes
escándalos que están surgiendo con respecto a este nuevo gobierno. Las palabras
“robo” y “fraude” aluden a él constantemente, llenando los artículos de la
prensa con tanta vehemencia que cuesta pensar que el río que suene cuando
parece que no está llevando agua. Aguas turbulentas, en las que la máxima
absolutista de “todo para el pueblo pero sin el pueblo” ha sido tan vulnerada
que ha pasado a ser “todo para nosotros pero aparentemente con el pueblo”,
todavía más pesimista. ¿Qué está ocurriendo realmente? ¿Nos están intentando
salvar, o intentan salvarse a ellos mismos?
¿Quiénes
son “ellos”? Porque no hay que ignorar tampoco la fuerte cohesión del poder
político con el poder bancario. Parece que éstos son quienes realmente tienen
sujetas las cuerdas de nuestro bienestar, moviendo a la clase política en
función de sus intereses. Ya no porque sean necesarios para sacarnos de esta
lamentable crisis, sino para asegurar la estabilidad de la larga lista de
millones que encierran las cuentas de las clases más poderosas. Realidad o
ficción? Por los intereses de quién se está gobernando realmente? ¿Qué relación
tienen realmente entre sí aquellos que nos gobiernan?
Ojalá
que los buenos políticos vuelvan a hacer acto de presencia, y se dediquen más a
cumplir las expectativas que todos tenemos puestas en ellos en lugar de preocuparse
sólo por convencer al ciudadano en las campañas electorales a través de
agresiones a la oposición y marketing subliminal.