lunes, 6 de mayo de 2013


-->
Acabo de ver una película que me ha dejado fascinada. Se llama "Vida de Pí".

Los que no la habéis visto diréis: “qué cursi”… "qué infantil"...  "pues vaya! Qué poco selectiva"... "otra superproducción de Hollywood más, qué emoción"…
Pues a estas personas me alegra decirles que se equivocan. No tiene nada que ver con un éxito de taquilla a los que estamos acostumbrados, el típico protagonista perfecto con una vida perfecta y/o llena de acontecimientos tan poco creíbles como él. No, esta película te toca por dentro. Y de irreal no tiene nada, sólo de poco común.
"Vida de Pí" es una adaptación cinematográfica de una novela de aventuras escrita por el canadiense Yann Martel. En la historia, el protagonista Piscine “Pi” Molitor Patel (en honor a "Piscine Molitor" una piscina pública de Paris), un joven de la India, de Pondicherry, indaga sobre la religión, espiritualidad y lo factible desde una edad temprana, y sobrevive 227 días en un bote junto con un Tigre de Bengala después del naufragio de su barco en el Océano Pacífico. Esta historia es real que fue contada al autor por un indio llamado Pi Patel mientras estaba buscando inspiración para una nueva novela, antes de que le contara la historia, sobre Portugal.
La razón por la que me ha gustado tanto no es por la espectacularidad de sus efectos especiales, esos que la hicieron merecedora del Óscar. Tampoco lo son la candidez de sus personajes, la belleza de sus escenarios, lo impresionante de la música o la cantidad de inolvidables escenas de animales que tiene. La razón es porque esa película está llena de “Magia”. Qué necesidad tan grande de magia (con mayúsculas) cinematográfica tenía… Todos sabréis a qué me refiero con esta palabra, no? Por si no es así, me refiero a esa sensación que hace que el corazón se te hinche tanto que creas estar en el cielo; esa sensación que te recuerda que el mundo no solamente es lo que el hombre ha inventado, ha descubierto o ha reinventado según sus conceptos; es algo que encierra en sí mismo una verdadera razón para vivir. Y esa magia consigue envolver todo: a los personajes, al guión, a lo que dicen y transmiten, a la relación del protagonista con el tigre, las hienas, el mono… lo envuelve todo, hasta lo más oscuro, pues la película también tiene cosas oscuras, como lo tiene la vida misma.
Jamás pensé cuando leí el libro que alguien podría llevar al cine una obra tan complicada, pero ahora que lo he visto puedo decir que el resultado es una auténtica obra de arte. Que desde “el silencio de los corderos” no había llorado de emoción con la fidelidad de los personajes, los escenarios y la trama tan bien llevada, y que si no lo véis os estaréis perdiendo una verdadera obra maestra del cine moderno así que os animo a que lo hagáis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario