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Acabo de ver una película que me ha dejado fascinada. Se
llama "Vida de Pí".
Los que no la habéis visto diréis: “qué cursi”… "qué
infantil"... "pues vaya!
Qué poco selectiva"... "otra superproducción de Hollywood más, qué
emoción"…
Pues a estas personas me alegra decirles que se equivocan.
No tiene nada que ver con un éxito de taquilla a los que estamos acostumbrados,
el típico protagonista perfecto con una vida perfecta y/o llena de
acontecimientos tan poco creíbles como él. No, esta película te toca por
dentro. Y de irreal no tiene nada, sólo de poco común.
"Vida de Pí" es una adaptación cinematográfica de una
novela de aventuras escrita por el canadiense Yann Martel. En la historia, el
protagonista Piscine “Pi” Molitor Patel (en honor a "Piscine Molitor"
una piscina pública de Paris), un joven de la India, de Pondicherry, indaga
sobre la religión, espiritualidad y lo factible desde una edad temprana, y
sobrevive 227 días en un bote junto con un Tigre de Bengala después del
naufragio de su barco en el Océano Pacífico. Esta historia es real que fue
contada al autor por un indio llamado Pi Patel mientras estaba buscando
inspiración para una nueva novela, antes de que le contara la historia, sobre
Portugal.
La razón por la que me ha gustado tanto no es por la
espectacularidad de sus efectos especiales, esos que la hicieron merecedora del
Óscar. Tampoco lo son la candidez de sus personajes, la belleza de sus
escenarios, lo impresionante de la música o la cantidad de inolvidables escenas
de animales que tiene. La razón es porque esa película está llena de “Magia”.
Qué necesidad tan grande de magia (con mayúsculas) cinematográfica tenía… Todos
sabréis a qué me refiero con esta palabra, no? Por si no es así, me refiero a
esa sensación que hace que el corazón se te hinche tanto que creas estar en el
cielo; esa sensación que te recuerda que el mundo no solamente es lo que el
hombre ha inventado, ha descubierto o ha reinventado según sus conceptos; es
algo que encierra en sí mismo una verdadera razón para vivir. Y esa magia consigue
envolver todo: a los personajes, al guión, a lo que dicen y transmiten, a la
relación del protagonista con el tigre, las hienas, el mono… lo envuelve todo,
hasta lo más oscuro, pues la película también tiene cosas oscuras, como lo
tiene la vida misma.
Jamás pensé cuando leí el libro que alguien podría llevar al
cine una obra tan complicada, pero ahora que lo he visto puedo decir que el
resultado es una auténtica obra de arte. Que desde “el silencio de los
corderos” no había llorado de emoción con la fidelidad de los personajes, los
escenarios y la trama tan bien llevada, y que si no lo véis os estaréis
perdiendo una verdadera obra maestra del cine moderno así que os animo a que lo
hagáis.
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